Nada, nada cambia

Hace unos días en clases de economía, el profesor, como de costumbre, empezó a hablar de sus viajes a Alemanía. En ésta ocasión, el tema era lo mucho que beben los teutones, los cuales se juntan en bares y le ponen hasta desfallecer entre pera y bigote. Todo iba bien hasta que el vejete dijo que lo mas triste que había visto en aquellas tabernas era mujeres medias entonadas, "No hay nada más triste que ver a una mujer borracha, absolutamente horrible", espetó.

Al principio no me disguste, total, no se puede esperar pensamientos muy liberales en un hombre de setenta y pico años que creció en una época completamente diferente a la mia, en donde las mujeres eran consideradas estatuas, venían practicamente con la casa, listas para cocinar, planchar, parir, criar y envejecer con una sonrisa en la boca junto a su marido.

Sin embargo, la idea me quedó dando vueltas en la cabeza. Luego me acorde de una conversación que había tenido con un amigo, al cual le expresé lo mal que me sentía, ya que la noche anterior me había ido de parranda y la caña no me dejaba vivir. Mi amigo, que hasta ese momento lo consideraba un hombre muy moderno, me tiró el siguiento comentario "No me gusta que las minas tomen, se ve feo, una mina borracha me apesta". Sorpresa, sorpresa, mi tutor, por mucho que sea un viejo apunto de parar la chala y con pensamientos, a mi entender, más que arcaícos, igualmente representa una manera de ver a las mujeres presente en muchos de la comunidad masculina chilensis, y lo que es peor aun, en las mismas féminas se da ese pensamiento.

De que sirve llenarse la boca con que como país hemos evolucionado culturalmente, que tenemos una presidenta mujer y una sarta de cosas por el estilo, si en verdad seguimos siendo una sociedad pacata.

Tengo muchos amigos con los que me he emborrachado y nunca me han mirado feo por quedar un poco mal algunas veces, no obstante, a la hora de escoger una loca para intimar, jamás escogeran a la que está arriba de la pelota.

Lo importante no es que uno se pueda pasar un poco de copas sin que nadie te mire despectivamente, lo trasendental es que el machismo se encuentra más presente de lo que muchos creen, camina y respira entre nosotros disfrazado de una falsa conciencia de géneros. El pensar que se deben tener los mismos derechos y oportunidades no sólo se remite a que los sueldos que perciben hombres y mujeres en un mismo cargo sea igual o que podamos acceder a los mismos cargos que ellos.

La revolución de la pastilla anticonceptiva le dio a las mujeres del mundo una libertad sexual impensable a principios del siglo pasado, sin embargo, aun no puede utlizarla a cabalidad. Entre más te guste la cama y no lo demuestres, mejor. La mujer oculta su calentura, cuenta la mitad de las cosas que hace en el ring de cautro perillas, por que si no es puta. Mientras los hombres se jactan entre sus amigotes de todo lo que hicieron, todos sabemos que el 99,9% exageran. Muchas mujeres han decidido ocultar grandes hazañas por miedo a ser juzgadas por ambos géneros.

Por mi parte he decidio hacer oídos sordos a tan rudimentario pensar y le digo de antemano a todo el que se moleste que se meta sus comentarios por donde mejor les quepa.