El raspado de la olla

Noviembre se ha transformado en el peor de los calvarios que la humilde protagonista de nuestras aventuras ha tenido que vivir. La pobre está todo lo que es chata, cansada, lateada, pajeada, catatónica y todos los apelativos que existan para describir a quién ya casi no le quedan pilas para terminar el año. Incluso piensa que puede estar volviéndose loca, puesto que por primera vez en su vida, está hablando de si misma en tercera persona, situación que no se imaginó ni en sus peores pesadillas. Y es que esta pobre niña esta funcionando con el estanque casi vacío, sólo le queda el raspado de la olla de energía, siendo cada vez más difícil acceder a aquellos restos que la mantienen con vida.

Y es que está niña porfiada, en vez de haberse quedado en casa estudiando el fin de semana, se fue a la capital en busca de sexo, drogas y alcohol. Y aunque lo pasó de puta madre, ahora su cuerpo le está pasando la cuenta de su licenciosa vida. No le bastó llegar de Santiasko con el hígado un poco más destruido, sino que en vez de tomar las riendas de su vida académica y tirarse de piquero a estudiar y escribir, sólo se ha dedicado a ver televisión, dormir, ver páginas inservibles en Internet, consumir sustancias ilícitas y lamentarse de lo mucho que tiene que hacer y de lo poco que ha hecho para remediar dicha situación.

Sus otrora sentimientos de paz y amor han quedado en el olvido, ya que en el corazón de nuestra protagonista se ha comenzado a anidar un profundo odio por todo aquel sujeto que ha dedicado su vida a escribir acerca de cualquier materia referente a comunicación y cultura, y de pasada ha arruinado la tranquila y pacífica nube en la cual reposaba. Algún día tendrá su venganza hacia malditos nacos como Martín Barbero, García Canclini, Habermas, Castells y una tropa más de sujetos, que por tratar de entender mejor nuestra realidad, la han sacado de la bendita y divina alienación.

¿Podrá nuestra heroína volver a ser la orgullosa ñoña que siempre ha sido y terminar el año satisfactoriamente o tendrá que seguir sufriendo un par de semanas más en la tanda de exámenes?

Quien escribe, espera que si, de lo contrario, no nos veremos en un par de tortuosas semanas.