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Sunday, July 09, 2006

¿UN TONGO?

El VIH provoca una de las enfermedades más odiadas y temidas: Sida, el cual azota al mundo sin consideración ni discriminación. Altamente contagioso, una verdadera Pandemia. Destruye tu cuerpo, te aleja de tus sueños y te sentencia a una vida llena de segregación, pastillas y dolor, y eso si es que puedes llegar a tener una vida, porque la muerte termina siendo lo más seguro.

¿Será tan así?

Puede que no.

En la década del 70´, cuando se hecho a correr la voz acerca de una nueva enfermedad se comenzó una verdadera campaña del terror de dominio público para frenar aquellas conductas de riesgo, es decir, no seas homosexual y no tengas mucho sexo porque te contagiaras y lo más seguro es que mueras.

Sin embargo, no muchos saben que sólo bastó que cinco homosexuales murieran en el periodo de un año para que se diera la alerta mundial. Se decretó la existencia de un peligroso virus, el cual atacaba al sistema inmunológico llevándote lenta y dolorosamente a la muerte.

Lo que no se dijo en ese momento es que los cinco que murieron tomaban en grandes cantidades antibióticos para evitar contagiarse de alguna enfermedad de transmisión sexual, además de consumir productos químicos cuya función era aumentar el placer durante la relación sexual.

Voces que cuestionan la existencia del VIH aseguran que esos fueron los factores que los llevaron a enfermarse y que el agresivo tratamiento que recibieron para curar la “misteriosa” enfermedad los terminaron por destruir.

Stefan Lank es un virólogo alemán, tiene 32 años y encabeza el grupo de resistencia para el replanteamiento del VIH, el cual asegura que este virus no causaría las nefastas consecuencias que todos conocemos, e incluso, una vertiente más radical niega su existencia.

Uno de los primeros argumentos es que el Sida partió como una forma de frenar la liberación homosexual, además de tapar posibles denuncias a los laboratorios farmacéuticos que vendía estimulantes sexuales que conllevaban dañinos efectos secundarios.

Otra razón, y a mi entender la más importante, es que el virus nunca ha sido aislado, es decir, no hay pruebas fácticas de su existencia, incluso un sector de la resistencia española ofreció una recompensa de 4 millones de pesetas a quien diera a conocer alguna fotografía del VIH. Expertos aseguran que lo que los test detectan son partículas extrañas en las células provocadas por la introducción de la química en la sanidad y alimentos, a través de los productos transgénicos y nuevas tecnologías altamente contaminantes.

Entonces ¿Qué enferma a la gente? ¿Millones y millones han muerto en las últimas décadas a causa de un virus que ni siquiera existe?

El Sida no es una enfermedad en si, sino que es una serie de males que han sido catalogados bajo este nombre. Entre 1981 y 1983 eran solo 2, ese mismo año aumentaron a 10, y así cada cierto tiempo se fueron agregando más y más, hasta llegar al día de hoy en que son 29. Todas estas enfermedades existían con anterioridad al surgimiento del Sida, eran mundialmente conocidas y tenían solución.

Estas enfermedades son perfectamente tratables y cada una es producto de una determinada conducta de riesgo como la leche artificial y los medicamentos inmunodepresores. No son causadas por los típicos abusos del alcohol, las drogas y el sexo, sino que son consecuencias de los males de la vida moderna: contaminación, estrés, campos electromagnéticos, energía nuclear, etc.

Las personas mueren por los mismos tratamientos que se les aplican, los cuales además de generar billones de dólares en ganancias para las empresas farmacéuticas, generan la destrucción del sistema inmunológico. Por ejemplo, el AZT fue un medicamento que se utilizó para tratar hasta principios de los 90 a las personas con Sida. No obstante, este fármaco había sido creado en una primera instancia para combatir el cáncer, sin embargo fue desechado por sus tóxicos efectos. Aun así, fue utilizado para “curar” el Sida. Hoy en día el AZT ha quedado totalmente eliminado por su agresividad, aunque se siguen mandando cargamentos de éste al continente africano.

Además de los agresivos tratamientos, otra razón para las elevadas cifras de muertos es los problemas psicológicos y traumas psicosomáticos que provoca el saber que uno tiene una enfermedad mortal. ¿Quién podría vivir tranquilo sabiendo que tiene fecha de vencimiento asegurada?

Es difícil llegar a saber cual es la verdad de la milanesa cuando en el mundo hay una fuerte campaña de terror frente al Sida y las personas que lo portan. Lo cierto es que mientras hayan voces disidentes es porque algo no ha quedado claro en torno a este mal, ya sea en su origen, su tratamiento, sus consecuencias, e incluso en su propia existencia.


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