colores transparentes

Monday, August 21, 2006

Los come caca

Hace no muchas semanas, Pablo Morales, Director de Programación de Chilevisión pasó por mi querida escuelita de periodismo a dar una charla. Aparte de señalar lo guapo, sexy y joven que resultó ser aquel periodista, una cosa más importante quedó dando vueltas en mi cabeza luego de esa exposición y la correspondiente ronda de preguntas.
El 99,9% de las preguntas (por no decir todas) estaban relacionadas con la farandula y, con un dejo de pseudo crítica, se trataba de poner en jaque al expositor, el cual fue cuestionado por entregar un contenido programático bastante sensacionalista.
Llegó un momento en que vomitaría si algunos de mis compañeros volvía a preguntar con un aire inquisidor acerca de SQP o Primer Plano. ¿Cómo podía ser que entre tantas mentes pensantes eso fuera lo único que se pudiese preguntar? El problema se complico en mi mente cuando a quien les escribe no se le ocurrió ningun tipo de duda que Morales pudiese dilucidar.
La verdad es que me di cuenta que lo que prima no es el hecho que Chilevisión sobrevive por obra y gracia del caguin, sino que somos nosotros a los que nos interesa el cuchicheo, siendo ninguno capaz de reconocer que si lo único que podíamos preguntar acerca de esa estación era en relación a la farandula es porque es lo único que en verdad conocemos acerca de él.
Porque seamos concretos, Tolerancia Cero y Última Mirada serán muy buenos programas pero definitivamente no son los más vistos y tampoco los que copan las portadas de diarios y revistas, lo cual haría que se posicionaran de nuestra agenda temática y del imaginario colectivo.
¿Será culpa de Chilevisión o de nosotros, los televidentes, que los únicos programas que lo hacen subsistir son de farándula? Preguntarse eso es volver a la eterna incognita acerca de quién es la culpa si del chancho o del que le da el afrecho. El resolver ésto nos tardaría más de lo que ustedes están dispuestos a leer y más de lo que yo estoy dispuesta a escribir.
Para mi el aceptar que la farándula es una mierda es casi una obligación moral. Sin embargo, la gente es rara e incoherente, por lo que es capaz de comer mierda gustosa y con una sonrisa en la boca. Si les dieran caca a la hora de almuerzo al principio protestarían, se sentirían indignados e insultados. Luego de un rato, a pesar de su malestar, se la meterían a la boca comenzarían a degustarla y con el tiempo les encantaría. Sería su platillo favorito y la ambrosía perfecta para cualquier hora del día.
Lo mismo pasa con la televisión. los programas de farandula entraron más a la fuerza, cansancio y aburrimiento en nuestras vidas que por calidad o verdadera entretención. Al igual que un muerto de hambre se comería dichoso un pedazo de caca, los televidentes terminaron por tragarse un bodrío, que en un principio fue insipido, pero que terminó sabiendo en su paladar como un manjar.

Wednesday, August 16, 2006

Día D

El día 14 de agosto no partió nada de bien para mi. primero fui presa de las imperfecciones arquitectónicas de mi bello hogar y tropecé olímpicamente con un hoyo que hay en el piso del pasillo. No dudo que los vecinos se hayan despertado con la sarta de improperios que salieron de mi boca.

Bajé corriendo la escalera ( El decir que corrí es en sentido figurado puesto que nunca he sido muy atlética y menos con el pie adolorido producto de mi porrazo), iba atrasada (para variar) y definitivamente quería llegar a la hora. Por lo tanto, con el dolor de mi alma tuve que desembolsar $750 en un colectivo, ya que si me iba en micro llegaría el día del níspero.

Craso error el pensar que en “coleto” estaría a la hora. como el señor me odia y el destino siempre me juega en contra, todos, y cuando digo a todos me refiero a absolutamente cada uno de los semáforos que enfrentamos en el cuatrimotor estaban en rojo.

Pese a esto, logre llegar a la maldita clase justo a tiempo. todavía habían esperanzas que el día pudiese mejorar. Luego de la primera clase que logro entender de aquel maldito ramo, pensé que mi mala racha matutina había acabado. Sin embargo, como todo lo que pienso que nunca va a pasar siempre pasa y lo que quiero que pase jamás ocurre, el profesor, cuando ya me encontraba lista para hacer abandono de la sala, me mira y me dice: “Alejandra, tengo que hablar contigo”.

Con un dejo de nerviosismo me acerqué al profesor, mientras en mi enferma mente me imaginaba que sería amonestada por cualquier cosa (ahora que lo pienso no había ninguna razón para que él me retara, pero como un ente preso del nerviosismo me pase mil rollos). El motivo era simple, tendría que tomar el otro horario de ese ramo, quien sabe por que razón. En el momento no pensé que fuese tan grave, no obstante ahora me doy cuenta que gracias a ese cambio de horario tendré que pasar muchas más horas en la universidad, lo cual no me pone incontrolablemente triste, pero tampoco feliz.

Son recién las 15:00 horas y definitivamente he tenido días peores, sin embargo, quedando tantos minutos para el fin de estas 24 horas, me atrevo a decir que este será para el recuerdo. No por la atrocidad de los eventos que me acontecieron, ya que no fueron en absoluto graves. Sino porque hoy es uno de esos días en que eres capaz de respirar la esperanza en el aire. Por ningún motivo en especial me siento extrañamente optimista. En cualquier momento saldrá de el lugar menos esperado un hombre vestido de payaso gritando “Si se puede”.

No importa cuan mal me sienta, me vea o crea que todo va a salir. Más allá de cualquier pronóstico negro que pueda concluir respecto de la sociedad, mi vida o este mismo día, hay algo más fuerte, algo que me motiva y que sin siquiera percatarme, me roba una sonrisa sin que nadie lo note y aún cuando estoy sola.

No se si será Dios, que al fin se digo a acordarse de mi, o quizás simplemente los residuos de cannabis sativa que hay en mi cuerpo me hacen sentir diferente. Lo cierto es que hoy (y tal vez sólo por hoy) he decidido que la ley de Murphy vale callampa y que si de verdad lo quiero, en un día nublado siempre hay probabilidades de clima despejado.

Sunday, August 13, 2006

La naturaleza me cagó

Hay ciertos días en los que desde el fondo de mi corazón, maldigo a la puta naturaleza por haberme condenado a ser mujer. Si bien, la mayoría del tiempo me siento orgullosa de ser una fémina, una vez al mes, por razones hormonales, surge en mi un instinto asesino, el cual sólo se verá satisfecho cuando logre saciar mis ganas de matar al sopenco que nos condenó al maldito ciclo menstrual.

Compadezco a todos los hombres del mundo, los cuales, durante siglos, han tenido que soportar a una horda de mujeres que, bajo el yugo de sus hormonas, se comportan de las formas más irracionales e insoportables. Debido a que en estos días ando increíblemente contradictoria, pese a que los compadezco, los detesto y envidio, puesto que se han librado de este via crusis.

En el lapso de días que dura el calvario me odio a mi misma, me desagrado, siento ganas de arrancarme los ovarios con mis propias manos. Lo único que se me ocurre hacer frente a esos instintos suicidas es llorar desconsoladamente frente a cualquier imagen que pasa por mis ojos. No importa que este viendo la película más divertida del universo, igualmente estaré como una Magalena.
Se que lo escrito con anterioridad es una exageración, sin embargo, esta es la mejor prueba de lo que provoca en nuestra personalidad el maldito Andrés (el que llega una vez al mes). Mi único consuelo es saber que en un par de días todo volverá a ser normal, dejaré de lagrimear por cualquier motivo, no peleare con todo el que me hable y seré feliz. Por lo menos por los siguientes 28 días.

Thursday, August 03, 2006

La insaciable

El mundo nunca la obligo a venderse, simplemente le gustaba ser mirada, tocada, penetrada, abusada y hasta humillada por cualquiera que estuviese dispuesto a pagar una suma no tan considerable.
Por cinco lucas complacia a hombres y mujures por igual. Lo que ellos no sabían era que la más satisfecha al final del revolcon era ella. Para si misma pensaba lo paradojico que resultaba su vida, la gente le pagaba por hacer lo que más le gustaba en la vida.
Cualquiera pensaría que había escogido la profesión más antigua del mundo por falta de dinero, porque nuna tuvo educación o porque una trágica historia familiar la había deschabetado. No obstante, venía de una familia bien constituida, sacaba buenas notas en el colegio y en absoluto tenía una situación precaria. Su vida era completamente normal, quizas tan normal que un día le dijo a su mamá que iria a comprar cigarros y nunca más volvió.
Desde los 20 años que va de cama en cama, de esquina en esquina haciendo lo único que le gusta hacer y, porque no, lo único que sabe hacer. Ningún lugar es inapropiado para dar rienda suelta a su insaciable sexualidad. Ningún hombre o mujer es lo suficientemente desagradable como para rechazarlo, y aunque tiene sus regalones, su bondadosa alma le impidde decir que no.
A dferencia de muchas mujeres, ella no busca el amor verdadero ni nada por el estilo, se siento más que feliz por ser lo que es; satisfecha por ser complacida y complacer. Miles han pasado por su cuerpo y jamás se le ha olvidado algún rostro, en su memoria sigue intacto el recuerdo de cada encuentro como si fuera un tesoro preciado. Sus oídos nunca han tenido la triste oportunidad de recibir alguna crítica, sin embargo, muchos de los que tanto gozaron entre sus piernas, rapidamente olvidaron su olor.

La insaciable

El mundo nunca la obligo a venderse, simplemente le gustaba ser mirada, tocada, penetrada, abusada y hasta humillada por cualquiera que estuviese dispuesto a pagar una suma no tan considerable.
Por cinco lucas complacia a hombres y mujures por igual. Lo que ellos no sabían era que la más satisfecha al final del revolcon era ella. Para si misma pensaba lo paradojico que resultaba su vida, la gente le pagaba por hacer lo que más le gustaba en la vida.
Cualquiera pensaría que había escogido la profesión más antigua del mundo por falta de dinero, porque nuna tuvo educación o porque una trágica historia familiar la había deschabetado. No obstante, venía de una familia bien constituida, sacaba buenas notas en el colegio y en absoluto tenía una situación precaria. Su vida era completamente normal, quizas tan normal que un día le dijo a su mamá que iria a comprar cigarros y nunca más volvió.
Desde los 20 años que va de cama en cama, de esquina en esquina haciendo lo único que le gusta hacer y, porque no, lo único que sabe hacer. Ningún lugar es inapropiado para dar rienda suelta a su insaciable sexualidad. Ningún hombre o mujer es lo suficientemente desagradable como para rechazarlo, y aunque tiene sus regalones, su bondadosa alma le impidde decir que no.
A dferencia de muchas mujeres, ella no busca el amor verdadero ni nada por el estilo, se siento más que feliz por ser lo que es; satisfecha por ser complacida y complacer. Miles han pasado por su cuerpo y jamás se le ha olvidado algún rostro, en su memoria sigue intacto el recuerdo de cada encuentro como si fuera un tesoro preciado. Sus oídos nunca han tenido la triste oportunidad de recibir alguna crítica, sin embargo, muchos de los que tanto gozaron entre sus piernas, rapidamente olvidaron su olor.

Tuesday, August 01, 2006

Volver

Despues de casi un mes de vacaciones debo admitir que mi cerebro se encuentra total y absolutamente en huelga, en todos estos días fui incapaz de realizar ninguna actividad que incluyera la participación de más de una neurona.
La verdad es que no se si estar contenta por haber descansado a rabiar o sentir pena por ser tan pajera. Mis únicas actividades fueron ver televisión, comer, dormir y salir a emborracharme con mis amigos. ¿Estaré bien señor?
A ratos pienso que las vacaciones son un momentos para dedicarse de lleno a hacer actividades al aire libre o algo más construtivo. Sin embargo, aquella parte de mi ser queda derrotada por goleada por mi personalidad hedonista.
Mañana entro a clases y creo que a mi reloj biológico le costara bastante volver a acostumbrarse a ritmo de un estudiante.
Aunque no hice mucho durante mis días de perezoso, si logre reflexionar acerca de algo: para personas como yo será una tarea titánica salir de la universidad y tener que entrar al mundo laboral. Ni siquiera me quiero imaginar el tener que ser yo la propulsora de mi propia trabajo
¿Acaso he nacido para revibir ordenes?
Espero que no.


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