colores transparentes

Tuesday, October 31, 2006

Simulando que podemos simular que simulamos: crónica del simulacro más chanta del mundo



En la mañana del 31 de octubre comentaba con uno compañeros de universidad lo tonta que había sido la alcaldesa de Viña del Mar, Vriginia Reginato por no adherirse al publicitado simulacro de terremoto y tsunami que se iba a realizar esa misma tarde en varias ciudades del litoral de la quinta región. La razón que esgrimió "la tía Coty" era que su ciudad se vería afectada puesto que hay muchos turistas. En verdad, no le encontre muchos pies ni cabeza a sus motivos, pero después que presencie como fue el simulacro, debo decir, que la Ballenato le dio en el clavo.

La mantiras publicadas por TVN acerca de lo exitoso dle tsunami pueden ser creídas por alguien que no estuvo en el meollo del asunto como quien les escribe.

Fue un verdadero y absoluto chiste, no culpo a las autoridades por que no supieron organizarlo, sino que los culpo por tener una ilusa mentalidad y pensar que la gente se comportaría. Todos reían y el desobedecer a los carabineros se transformó en todo un deporte. Por más que los pacos trataran que la multitud saliera de la calle para que se dejará pasar a los carros de los bomberos y las ambulancias, más la gente se instalaba en el medio de la pista. Y aunque era un simulacro, igualmente hubo una ola: la gente.

El tsunami se comporta como una ola incríblemente más alta de lo común y que viaja a grandes velocidades, arrasando con todo a su paso, para luego recogerse.

La gente que se encontraba en el simulacro, tuvo exactamente el mismo comportamiento: las personas se fueron aglutinando hasta juntar una gran masa, se tomaron las calles del centro de Valparaíso, hechando por el suelo cualquier posibilidad de que el simulacro fuese exitoso, ya que lo único que hacian era reir y pararse justo en los lugares en donde no tenía que haber nadie.

Si los periodistas y camarógrafos son los que siempre están acosando al resto, debo decir, que estos profesionales, paradojalmente, tienen sus propios paparazzis. Faltaba que apareciera una cámara para que una tropa de personas se abalanzara sobre ella esperando ser grabado y tener sus 5 segundos de fama por televisión abierta. Mientras la masa se movilizaba de un lado para otro buscando alguien que los filmará, las autoridades, encabezadas por el alcalde Aldo Cornejo, con una cara de frustración veían como el simulacro se
transformaba en una parodia de nuestra ideosincracia.

El momento climax de la muestra nacional y en el que a Aldo y sus compinches se les deformó definitivamente las caras fue cuando el notero de CQC, Nicolás "cuchillo" Eyzaquirre hizo su aparición y comenzó a realizar los típocos webeos propios del programa en el cual participa. Flotador en mano, se transformó en el epicentro de la conglomeración, siendo los escolares los que más desorden hacían en torno al periodista. Acto seguido, tres carabineros agarraron a "cuchillo" y lo empujaron varias cuadras, simultaneamente, la mayoría de los mirones presentes se olvidaron de que Valparaíso podría estar bajo una de sus peores catástrofes naturales, y se lanzaron al rescate de su notero amigo.

En mi afán periodísitico seguí a los cientos de personas que coreaban el nombre de Nicolás y trataban de recuperarlo de las garras de sus captores. El simulacro iba perdiendo puntos en picada y todo el asunto se había resumido a un periodista de un programa que si bien no es el rey del prime time, de que es popular, reconocido y querido por la gente, nadie lo puede negar.

Luego de unos minutos de estar apostados frente al recinto en el cual "cuchillo" permanecía cautivo, llegaron corriendo más de 20 pacos, junto a uno de esos furgones con rejas, una cuca y dos patrullas. Cualquier extranjero que pasara por el lugar, pensaría que un asesino de la peor calaña estaba siendo trasladado a una cárcel de máxima seguridad. Pero que Tila, que Charles Manson. Sebastian Eyzaguirre, él era el acreedor de todo un operativo policial.

No se preocupen señoras y señores del puerto, que mientras unos cuantos estaban siendo asaltados o violados en algún cerro, una veintena de carabineros estaban haciendo algo más trascendental, tomando preso a un cabro que solo andaba haciendo lo mismo que los 5000 personas que estabamos ahí: webeando.
Por último, no me explico aún para que diablos se invierte tiempo y dinero en hacer un simulacro de como tendríamos que reaccionar frente a una muerte casi inminente,
si en verdad cuando la tierra tiemble y la ola aceche todos se olvidaran en un segundo de su humanidad y sólo pensaran en lo que único que les importa y que
corresponde a nuestro instinto animal más básico: sobrevivir a como de lugar.

Friday, October 27, 2006

El asesino


Valentina quería usar el computador , necesitaba hacer un trabajo urgentemente. Era una falta gravisima no entregar los trabajos tipeados, de hacerlo así, se
volvia un hecho irrefutable el sacarse un 1.
Su hermana Rosa se encontraba frente a la pantalla y aunque le dijo que saldría en unos minutos para dejarla hacer su compromiso académico, no hacía ningún amago de abandonar el lugar.
Los minutos pasaron y se transformaron en horas.
Las horas pasaron y se transformaron en días.
Los días pasaron y se transformaron en semanas.
Las semanas pasaron y se transformaron en meses.
Los meses pasaron y se transformaron en años...
Valentina había perdido toda esperanza de hacer lo que debía (o tenía) que hacer. Por lo que dejó de esperar.
Un día, se asomó a la pieza donde se encontraba el computador y allí estaba Rosa, muerta, con los hojos reventados y la piel hecha polvo.
En la acta de defunción, diría que la causa de muerte era asesinato.
¿El culpable...? La nueva caja idiota.

Wednesday, October 18, 2006

Caña

Entre la plaza Echaurren y la calle Bellavista no deben existir más de diez cuadras que fácilmente pueden recorrerse en 10 o quince minutos (20 como máximo, y a paso de tortuga). Sin embargo, luego de una noche de jarana este trayecto puede convertirse en una verdadera maratón.

Salí de la casa de mi querida amiga Jessica en el cerro Cordillera con la cabeza retumbando, mi cara era un espanto y mis recuerdos acerca de lo acontecido la noche anterior, casi inexistentes.

Sólo recuerdo que llegué, bebí, fume, reí, volví a beber, volví a fumar, volví a reír y, literalmente, morí. Difícil es el dilucidar siquiera me había logrado acostar por mi propio esfuerzo bípedo o si me arrastre hacía la cama en la que desperté.

La habitación daba vueltas (o habré sido yo) por lo que conciliar el sueño era una hazaña. Me encontraba en una especie de purgatorio de la beodez; quería dormir pero mis pecados terrenales me condenaban a pasar la noche “anclada” en orden a controlar el carrusel. Tal vez debería haber tomado más, así hubiese caído en un coma etílico y, por ende, podría haber pasado una cómoda noche en el hospital.

Luego de la regurgitación correspondiente pase a mejor vida. Estado que no debe haber durado mucho, ya que a mi lado, la dueña de casa se encargaba de roncar de tal manera que prefería irme en estado de bulto a mi casa que seguir pernoctando junto a una locomotora.

Ojalá pe pudiese haber largado inmediatamente. No obstante, la materialización de mi borrachera desparramada en el piso me obligo a transformarme en una profesional del servicio y borrar toda huella del maldito Guajardo.

El día no podía estar más soleado, lo que aumentaba mi estado de fermentación. Pasé a un local de por ahí para comprar algo que aplacara mi sed. En cuanto el señor que atendía vio mi cara espetó “Parece que tubo weno el carrete”. Me sentí ofendida. ¿Qué sabía el viejo metido si yo había carreteado o no?. Mi indignación terminó una vez que mis ojos se toparon con un espejo. Si bien no soy una preciosura, la distorsión de mi cara era la prueba fehaciente de que la noche anterior había sido una de aquellas. Digna de la revista insólito.

Mi maquillaje corrido hasta el piso y mis ojos desorbitados lograban la combinación perfecta de toda un Miss Cuco Face 2006.

Tratando de disimular que podía caminar en línea recta, continué con mi iliada. ¿Aún estoy borracha? ¿Alcanzaría a llegar a mi casa dentro de un futuro próximo? La lentitud de mi caminar era incontrolable. Quería dar pasos más rápidos y precisos, sin embargo, el alcohol aún no parecía haber abandonado mi sistema por completo.

La verdadera tragedia comenzó en plaza Sotomayor. Las sustancias ingeridas horas atrás estaban entrando en combustión, lo que me obligaba a precisar un baño en el instante o de lo contrario pasaría la vergüenza del siglo justo al frente de Arturo Pratt, el soldado desconocido y compañía. Quizás entenderían mi percance, puesto que los marinos deben pasar juergas más grandes de las que yo he tenido en mi vida. Tal vez Pratt estaba arriba de la pelota cuando se pegó el jugo más grande de su vida y saltó hacia el barco enemigo.

Sacando fuerzas de flaqueza lograba acelerar el paso. Esfuerzo infructuoso, puesto que cada 20 pasos tenía que detenerme y reorganizar mi organismo. Tomar las riendas de mi cuerpo, dejando claro a todas mis células que yo era la que mandaba y que nada saldría del local si no era en la santa presencia del WC.

El llegar a mi casa había resultado como una perenigración a la Meca. Pese a lo adverso del trayecto y mis condiciones estomacales, cual musulmán tuve fe que llegaría “sana y salva”.

He tenido carretes millones de veces más destructivos, con más copete, sustancias ilegales, etc. Sin embargo, cañas como la descrita han sido pocas.

Saturday, October 14, 2006

Hombre muerto caminando


Hace varios meses que Valentina no veía a su grupo de amigos del colegio. Y aunque había tratado de posponer el encuentro en más de una ocasión, esta vez si que no tenía escapatoria. La razón para sus desaires era que ya no se sentía cómoda entre ellos. No habían temas en común y definitivamente le agotaba el siempre tener que reírse de las mismas tallas y recordar los ya trillados episodios del pasado.

Sin embargo, el cumpleaños de Alfonso, un buen amigo y ex ` amante, era un compromiso ineludible. Si bien nunca había tenido sentimientos fuertes por él y sus encuentros no habían sido mas que el fruto de la calentura adolescente, era a uno de los pocos del “grupo” que aún podía soportar por más de dos horas.

Ni siquiera había llegado cuando ya quería devolverse. Caminaba con lentitud hacía la casa, tratando de matar el tiempo y con la inverosímil idea de que si se demoraba, reduciría las horas que tendría que estar allí.

Una vez adentro, todos se acercaron a saludarla con tanto cariño y efusión que se sintió como una perra por no querer estar ahí, por sentir rechazo hacia personas que tanto amor y preocupación le habían entregado. Pero el sentimiento de estar rodeada de personas que sentía como extraños, siendo que los conocía hace más de una década, era más fuerte que sus ganas de retribuir la amistad.

La verdadera razón por la cual había comenzado a despreciar a los que alguna vez fueron casi como hermanos era un hombre de figura espigada, de rizos castaños y ojos profundos. Nicolás era el único hombre del cual había estado enamorada. Se acerco a saludarla y como de costumbre, cada vez que Valentina se encontraba con él, recordaba el último verano que pasaron juntos cinco años atrás, en el que de la manera menos romántica y patética que pudo encontrar ella le declaró su amor. Sentimiento que como se lo habían advertido sus amigas del momento, no era correspondido.

Desde ese momento, paulatinamente, había comenzados a sentir tanta rabia de él y de cualquier cosa o persona que se relacionara con él. Sobretodo ahora que ya no estaba solo. Pese a que Valentina nunca logró que él le diera la hora, habían construido una pseudo relación de amistad. Para él todo era parte del pasado y ni se imaginaba que aún ella lo quería.

Le dio un abrazo y cada vez que lo hacía ella sentía que se le iba la vida. Deseaba tanto que la besara, que la tocara, que la amase. Pero a sólo a un par de metros estaba la nueva adquisición del susodicho, una pendeja flaca, alta, simpática, bonita e inteligente. No fumaba, no tomaba, no decía garabatos, menos piteaba. En resumidas cuentas, era todo lo que Valentina no era. La bendita Camila era la virgen perfecta que bastantes hombres quieren para presentársela a su mamá y para que sea la madre de sus hijos.

Con el mismo cinismo con que estaba comportándose hasta el momento la saludó, y aunque a ratos de verdad anhelaba que Nicolás fuese feliz con la persona que el estimase conveniente, en ese momento sólo quería que a la tierna Camila la raptara una horda de monos violadores con sida y que se la llevaran a el Congo en un viaje sin retorno.

Alrededor de las cinco de la mañana ya todos estaban más que borrachos, incluyendo a la protagonista de nuestra historia, quién a cada trago y piteaba que daba se relajaba y disfrutaba del momento un poco más. Y cuando ya estaba en su punto máximo de beodez se sentó a conversar con Nicolás. Fue en ese momento en que tuvo un momento de lucidez. El hombre al cual ella amaba, con el que podía pasar horas y horas hablando de cualquier cosa, riéndose y sintiéndose plena ya no existía.

Sólo quedaba la envoltura, ya que por una razón que desconocía, ese toque de autenticidad que él irradiaba hace unos años se había perdido. La mimetización con el resto de los hombres había sido a cabalidad. El silencio entre los dos se había vuelto incomodo y Valentina se dio cuenta que no seguiría anclada a alguien que ya había pasado a mejor vida.

Wednesday, October 11, 2006

Latinoamérica es un gran lugar para nacer y vivir. No he nacido ni vivido en ningún otro lugar puesto que no hay parametro de comparación, pero igualmente mantengo mi aseveración y no me retracto ni evalúo el pensar que no hay mejor lugar para vivir.

El estar constantemente entre la modernidad y lo tribal, el desarrollo y subdesarrollo, da a mi vida una cuota de incertidumbre, que mas que tener un saborde incertidumbre, da la seguridad que aquello que no es una constancia ha de serlo con el esfuerzo de muchos o pocos.

Latinoamerica es vida, es verde y es la real prueba de que la diversidad existe y que es más que positiva. Si bien en otros sitios hay diverisidad, no es tan auténtica y sabrosa como la que en este sector se respira.

Leyendo un articulo de la revista del Sábado, cual fue mi descontento cuando leí la frase escrita por la periodista Alejandra Sepulveda, quien aseveraba acerca de la diseñadora, Carolinda Herrera, la cual "ha pesar de haber nacido en un país Latinoamericano. había obtenida una educación de calida". ¿Acaso es una condena a muerte o una ignorancia perpetua vivir al sur de Estados Unidos?

Para mi no es un impedimento venir de donde vengo. Sino que es un plus, y aunque muchos podrán decir que yo tuve acceso a educación de "calidad". Yo solo puedo decir que mi "desarrollo" no es pleno y que no he tenido acceso a una instrucción satisfactoria, sino que he logrado integrarme en el mundo que países desarrollados han estipulado para mi.

No me alegro por la pobreza y desigualdad que me rodea, pero ya no quiero pensar que el ideal de nación es el que otros han imaginado para nosotros. Los males que en lationamérica se viven son una tristeza, pero son nuestros. No dejemos que otros valorizen nuestro accionar. alcanzemos una manera de mirar el mundo que nos haga darnos cuenta que tanto nuestras evoluciones como involuciones son propias y de nadie mas.

Friday, October 06, 2006

Egolog y mi derecho a la inconsecuencia



El otro día, mientras debí haber estado haciendo trabajos para la U, me encontraba absorbida por la flojera máxima, por lo que me adentré en el mundo de los fotolog. Actividad que representa una excusa casi perfecta para chutear lo más posible aquellos compromisos académicos que resultan una soberana paja y que te obligan a estar anclada al computador más horas de las que tu trasero puede resistir.

El asunto es que mientras pasaba de flog en flog sin siquiera ver de que se trataban, dirigí mis inocentes ojitos hacia la esquina de la pantalla en donde divise las demoníaca frase que te hace la invitación a tener tu propio fotolog. Sin siquiera darme cuenta, cinco minutos después ya tenía mi propio egolog.

Yo era de aquellas personas que había dicho que jamás en su vida tendría un fotolog, que era un exhibicionismo innecesario y bla bla bla bla. En fin, una serie de postulados que salieron de mi boca en incontables oportunidades, pero que fueron rápidamente olvidados en cuanto ya tenia mi pagina listoca.

No llevaba ni un día dentro de la flogosfera, cuando ya había recibido comentarios de la talla de “No me esperaba eso de ti” o, el que más me impactó, “te me caiste”. Ahí quedé yo, con un PLOP gigante sobre mi cabezita. El asunto no es tan banal que se remita sólo a lo del fotolog. Sino que va más allá y el como día a día valoramos los actos de los otros.

Pero quiero hacer uso público de mi razón para reclamar mi derecho a la inconsecuencia. Qué pasa con la gente, ¿acaso he cometido un atentado contra la asociación internacional de los anti-fotolog?

No me hice el fotolog para ventilar mi vida, para eso tengo mi blog. Pero nadie me ha increpado por tener uno. Pareciera que estuviese instalado en las mentes de muchos pseudo periodistas la eterna lucha entre imagen y dígito. La primera como sinónimo de iletrado y más accesible para las ya vilipendiadas masas y la segunda, como equivalente a intelectualismo y conocimientos elevados.

La verdad es que las imágenes atraen más a la gente, por lo que es más fácil “publicitar” mi querido blog por medio de un fotolog que esperar que milagrosamente uno que otro cristiano se digne a leer lo que escribo. Y para aquellos que me dijieron inconsecuente, sólo quiero decir que me dio la real gana de ser variable.

Alzo mi voz hoy día para exigir a la sociedad mi derecho a ser ambigua. Tengo sólo 19 años y muchas veces no tengo la más puta idea lo que articulan mis cuerdas vocales. A veces no se ni donde estoy parada, que quiero o para donde voy, por lo que es casi obvio el que un día diga una cosa y al otro me arrepienta No tengo miedo a reconocerlo, mas temo al encasillarme

Cada día estoy viviendo más y más experiencias que me hacen vacilar profundamente acerca de cosas que antes daba por verdades absolutas. El asunto no es si las personas hacen cosas que jamás dijeron que harían. Lo trascendental es sentirse libre de actuar sin sentir que se está siendo inconsecuente, puesto que a ratos sería pura soberbia el decir yo nunca haría tal o cual cosa.
Para aquellos que me dijeron inconsecuente los dejo cordialmente invitados a
www.fotolog.com/tutito_linda y en una de esas se entusiasman y me acompañan en mi camino de incoherencia asumida y de la cual, una que otra vez, me siento orgullosa.


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